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Los tres médicos mendocinos que le cambiaron la vida a muchos niños del Valle de Uco

Vanesa Rodríguez, Antonio Esteves y Federico Sánchez Esteves crearon el servicio de cirugía infantil en el Hospital Regional Antonio J. Scaravelli, de Tunuyán.

El amor por la medicina y su visión social de un problema que se veía de manera recurrente en los pasillos del Hospital Notti, hicieron que tres médicos cirujanos infantiles crearan un proyecto que ya hace dos años está en funcionamiento: el servicio de cirugía infantil en el Hospital Regional Antonio J. Scaravelli, de Tunuyán. Ellos son Vanesa Rodríguez, Antonio Esteves y Federico Sánchez Esteves.

Federico Sánchez Esteves, uno de los médicos responsables de este proyecto contó cómo surgió. “Somos tres cirujanos infantiles que nos formamos en el Hospital Notti. Durante nuestra formación notamos que gran cantidad de pacientes, provenientes del Valle de Uco consultaban tanto por cirugías de consultorio externo como por patologías de urgencia”.

Federico explicó que durante su formación, era muy común ver a los familiares esperando durante días dentro del Hospital, ya que no tenían donde quedarse en la ciudad mientras esperaban el alta de sus hijos. “De allí surgió la idea de evitar el traslado y el desarraigo que ello significa, creando el servicio de cirugía infantil en el Hospital Scaravelli para poder tratar patologías de mediana y baja complejidad”, explica.

Los tres médicos se unieron y pensaron cómo podían mejorar la calidad de vida de estos pacientes y sus familias. “En el año 2016 presentamos nuestro proyecto al Ministerio de Salud de la provincia, a los directivos del hospital y a OSEP”, cuenta Federico y continúa “entre todos pudimos llevar a cabo este proyecto”. El servicio médico ya lleva dos años funcionando en el nosocomio del Valle de Uco.

Federico cuenta que esto ha influido de manera positiva en todos los pequeños pacientes y sus familias de la zona, y que se lo agradecen seguido. “Desde que se formó el servicio los pacientes del Valle de Uco nos hacen llegar su cariño y agradecimiento, ya que para la mayoría trasladarse desde el Hospital Notti era un gran dolor de cabeza, tenían que conseguir quien cuidara de sus otros niños, de su casa”.

Tener el servicio de cirugía pediátrica a tantos kilómetros de distancia, significaba días de dejar sus trabajos, de tener que buscar un lugar donde dormir por la noche, dejar a parte de sus familia solos o conseguir los traslados diarios lo cual les implicaba mucho tiempo y dinero, todo en un momento difícil para los padres.

“Por ejemplo, durante el post operatorio de una apendicitis, que es en promedio unos 5 días de internación, a muchos papas los encontrábamos durmiendo en los pasillos de la guardia del Hospital Notti esperando el alta de los hijos. Al habernos trasladado al Valle de Uco y al estar el niño cerca de su casa y sus familiares, hace que todo sea más sencillo, y en un momento tan delicado como es la enfermedad de un hijo”, explica el médico mendocino.

“Esto mejoro la calidad de vida del paciente, ya que al tener la posibilidad de una evaluación rápida con un cirujano pediátrico, las patologías como la apendicitis, la torsión testicular, entre otras, tienen el tratamiento precoz que se necesita”,recalca Federico y explica que antes a veces tomaba mucho tiempo la logística del traslado desde Valle de Uco hasta el Hospital Notti, y que esto por lo tanto repercutía en el estado de salud del niño.“Durante la internación el paciente está en contacto con todos sus familiares, lo cual ayuda a su recuperación”, dice.

Federico está convencido de que existen otras necesidades en salud en la provincia, pero que de a poco, a través de proyectos como este, se solucionan y se mejora la atención, para brindarle un mejor servicio a la comunidad mendocina. “Era y es importante tener una visión de descentralizar la salud, como ha sido la visión de esta gestión”, expresa.

“Siempre existen necesidades, por eso estos últimos años se han hecho grandes inversiones en infraestructura, insumos médicos y recursos humanos”, recalca Federico.

“Es una sensación muy linda, recibir al paciente, operarlo, controlarlo en consultorio. Luego encontrarte al paciente en el supermercado, en la calle, hace que sea ejercer una medicina mucho más directa, más delicada, más humana”, finaliza el médico, con orgullo.

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